Elche es la segunda ciudad de la Comunidad Valenciana en mayor superficie de zonas verdes por habitante. La mayor parte de éstas corresponden a huertos de palmeras, con más de 1’5 millones de metros cuadrados de titularidad municipal. Estos huertos urbanos con su complejo sistema de riego asociado al río Vinalopó, declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, proporcionan un hábitat adecuado para decenas de especies ornitológicas, llegándose a contabilizar hasta el momento un total de 117. El itinerario propuesto, que sigue en parte el sendero del Palmeral PR-CV439, hace un recorrido por algunas de las zonas verdes más interesantes del casco urbano de Elche, donde podremos disfrutar, aparte del característico paisaje del palmeral, de la interesante variedad de aves que podemos encontrar en él.
El recorrido se inicia en el Hort del Monjo, junto al aparcamiento situado en la calle del Filet de Fora. En este huerto hay una charca que recrea un pequeño humedal donde durante los meses invernales, podemos encontrar lavandera cascadeña o lavandera blanca, ésta última durante todo el año, ambas especies frecuentan también la red de acequias que cruzan los huertos, regando el Palmeral de Elche con las aguas salobres del río Vinalopó. Esta zona es un buen punto donde observar verdecillos, verderones, jilgueros o mirlos, todas ellas aves muy comunes en el medio agrícola, que sin embargo están sufriendo una importante regresión en sus poblaciones.
Nos internamos en el conjunto de diferentes huertos que se suceden formando un núcleo de gran interés, donde podemos deambular y fijar nuestra atención a la busca e identificación de las diferentes especies ornitológicas que pululan entre la vegetación, siendo éste un buen lugar donde poder encontrar al mochuelo. Otra especie, muy común en invierno y durante el paso migratorio, es la curruca capirotada, que se alimenta fundamentalmente de dátiles, hábito por el que en el campo de Elche se le conoce por “datiler”. Al igual que la curruca, el estornino pinto es otra especie fácil de observar en invierno, alimentándose también de dátiles. Pese a estar muy cerca del centro de la ciudad, el silencio de esta zona de huertos nos hace retrotraernos a un ambiente agrícola lejos del entorno urbano que impera un poco más allá.
Continuamos tomando la calle Porta de les Tafulles, que en realidad se trata de un encantador camino que atraviesa esta zona de huertos, llegando a la calle Curtidors, atravesándola nos encontramos con el Hort dels Pontos. En él se encuentra la casa del huerto, un interesante ejemplo de arquitectura popular (pese al lamentable estado de conservación en que se encuentra) y de la utilización de la palmera como material de construcción, aquí, podremos observar por ejemplo, a alguna abubilla, al carbonero común o al colirrojo tizón, este último sólo presente en época invernal.
Este huerto está unido al denominado Hort del Sol del que saldremos frente a la Comisaría de Elche, cruzando la calle Porta de la Morera entramos en el Hort del Gat, donde se encuentra la antigua sede de la Estación Phoenix, instalaciones completamente abandonadas en la actualidad. En este huerto podremos ver buen número de palomas torcaces, especie en expansión y nidificante en diversos huertos de la ciudad y en invierno también es posible ver zorzales comunes, mosquiteros comunes o pinzones vulgares.
Continuamos por el Hort de Villa Carmen y retornamos al medio urbano, llegando a la Avda. Juan Carlos I. Callejeando brevemente llegamos al Hort de Carme y el de Vicentet, en este primer huerto, también llamado parque Rey Jaume I y que se encuentra ajardinado, con la presencia de césped y otras plantas que confieren cierta humedad, es posible observar incluso en verano, algún petirrojo, al igual que sucede por ejemplo en el Parque Municipal o en chalets con jardines de la ciudad y que se encuentran integrados en los palmerales urbanos. Saliendo frente a la histórica fábrica de harinas, junto a la estación de autobuses. Cruzamos la Avda. del Ferrocarril y entramos en el Hort de la Torre, que recibe su nombre de la Torre de los Vahillo, torre vigía del siglo XVI perfectamente conservada y donde podemos encontrar al cernícalo vulgar. Salimos de este huerto al Camí del Pantá, continuando por un sendero que bordea los Viveros Municipales y que nos permite otear su interior. Por aquí, como en la mayoría de huertos, está presente la curruca cabecinegra aunque de manera escasa, especie que como muchas otras, es en gran parte insectívora y que ayuda a eliminar de forma natural algunas plagas.
Frente a una de las entradas de la Universidad Miguel Hernández, tomamos a la izquierda un camino asfaltado, en esta zona de huertos podremos escuchar y con un poco de suerte observar al curioso agateador común, que trepa por las palmeras en forma de espiral, o al esquivo y escaso pito real, especies ambas bien adaptadas al palmeral y que nidifican en oquedades y grietas de las palmeras. Llegamos hasta la sede del Servef en Elche, pasamos el edificio y girando a la derecha nos encontramos con el Hort de Marti, este huerto ajardinado presenta una serie de pequeñas charcas artificiales donde es posible observar a numerosas aves bebiendo agua o bañándose, especialmente en los días más calurosos del verano, especies fáciles de observar aquí son el mirlo común o el gorrión común, además, en algunas ocasiones se llega a observar alguna garceta común, lavanderas blancas y cascadeñas e incluso algún martín pescador.
Desde aquí, nos podremos asomar al río Vinalopó, y contemplar además el partidor de Candalix, muy bien conservado y que distribuye el agua de la Acequía Mayor del Pantano para regar los palmerales urbanos. Desde este punto tenemos una buena vista del cauce del río, con las pasarelas de hormigón, del proyecto del valle Trenzado, que lo cruzan y con las laderas y buena parte de los árboles plantados abrasados por la falta de riego.
Desde aquí descendemos al cauce y tenemos la opción de continuar unos centenares de metros río arriba, donde poco antes de llegar al puente del Bimilenario, nos encontramos una pequeña lámina de agua, antiguo azud rodeado de carrizo donde nidifican las gallinetas, los ruiseñores bastardos y algún carricero tordal, además, fuera de la época reproductora es posible encontrar en la zona también algún ejemplar de martín pescador o lavandera cascadeña.
Seguimos río arriba, donde encontramos pequeñas manchas de carrizo que sirven de refugio al carricero común, hasta llegar a un pequeño bosquete de trajes, donde también podremos escuchar el bello canto del ruiseñor común o contemplar algún mito moviéndose nervioso entre las ramas de los tarajes. Pese al incipiente deterioro que comienza a tener la zona por el vertido de basuras o la rotura de ramas, se trata de un auténtico oasis enclavado en la sequedad de las laderas del Vinalopó. Un bonito ejemplo de cómo podría ser si se hubiera eliminado el cemento que cubre el cauce a su paso por Elche, en vez de añadir aún más. Otras especies que podremos encontrar en este recorrido son la collalba negra, el abejaruco, el alcaudón real, el roquero solitario, la curruca rabilarga, el colirrojo tizón, la tarabilla común o el mosquitero común, estando las seis últimas especies solamente presentes en invierno.
Volvemos por donde hemos llegado y continuamos por el cauce del río, en las zonas con pinos podemos encontrar al piquituerto una típica especie forestal que tiene el pico adaptado para extraer las semillas de las piñas. Además, en estos pequeños pinares, con presencia también de eucaliptus, podremos observar algunos nidificantes habituales como son la tórtola turca, el verdecillo, el verderón común, gorriones comunes, algún jilguero o al papamoscas gris, especie esta última que también veremos en algunos huertos de palmeras que vistamos. También es buen lugar, durante la época de migración, para observar algunas aves en paso como el papamoscas cerrojillo, el colirrojo real, el mosquitero musical, la curruca carrasqueña, la curruca zarcera, la curruca mosquitera o el zarcero común, entre otras especies.
Siguiendo el cauce del río nos encontraremos con el Molí del Real, un antiguo molino harinero que se movía por la fuerza del agua de la Acequia Mayor. En este tramo podemos hacer una visita al Parque Municipal, palmeral ajardinado y el parque mayor de la ciudad de Elche, aquí también es posible observar numerosos mirlos, papamoscas grises, agateador común, piquituertos e incluso algún petirrojo pasando el verano.
Seguimos el trayecto por el río aguas abajo, donde podremos observar durante la época de cría, sobrevolando el río y los edificios que lo bordean, numerosos vencejos comunes y vencejos pálidos, a los aviones comunes cogiendo barro del río para construir sus nidos o a los estorninos negros merodeando sobre algunos tejados atareados con la alimentación de sus crías, además de ver aviones roqueros sobrevolando la zona en invierno y posándose en algún edifico para pasar la noche en grandes grupos. Continuando por el borde del río, llegamos a la altura del barrio del Raval, salimos del cauce, cruzamos este antiguo barrio morisco de Elche, hasta llegar a la calle del Filet de Fora y el Hort del Monjo, punto de inicio de nuestro recorrido.
Texto y fotos: Oscar Aldeguer