Cuando ya se han apagado los ecos del bullicio de la colonia reproductora de larolimícolas de las salinas de Pinet y gaviotas picofinas, charranes patinegros, cigüeñuelas y avocetas que allí nidificaron, la abandonaron hace días, los charranes comunes continúan con sus tareas reproductoras. A causa del retraso en más de un mes en el inicio de la reproducción un año más, casi a finales del mes de agosto, cuando ya se ha iniciado la migración y se observan ya algunos ejemplares mudando a plumaje invernal, empiezan a volar la mayor parte de los jóvenes charranes comunes.
Las altas temperaturas de este verano hacia temer que pudieran haber afectado a la supervivencia de los pequeños charranes, aunque afortunadamente parece que no ha sido así. Durante estos últimos 15 días hemos podido comprobar que la mayor parte de parejas tienen ya pollos volanderos, aunque unas pocas de ellas continúan incubando o con pollos pequeños.
Un buen número de volantones permanecen en las motas perimetrales de las charcas de Pinet, posiblemente como estrategia para evitar el robo de los pescados con los que les alimentan sus esforzados progenitores, que en ocasiones intentan algunas gaviotas cabecinegras o picofinas.
Los jóvenes charranes comunes son animados a acompañar al mar a sus progenitores, donde reciben sus primeras clases de pesca, o al menos a pegarse algunos vuelos sobre los charcones salineros antes de recibir los plateados pescaditos que les sirven de sustento.
Las salinas de Pinet han acogido este año a 213 parejas de las casi 350 que han nidificado en todo el Parque Natural de las Salinas de Santa Pola. A éstas hay que sumar las 150 parejas que han nidificado en las salinas de Torrevieja, que al igual que en Santa Pola iniciaron las puestas a primeros de julio, y donde también está volando una nueva generación de charranes comunes comunes.
La situación del charrán común en el País Valenciano, donde está catalogado como especie Vulnerable, es bastante preocupante, principalmente por el descenso de parejas registrado en L’Albufera en los últimos años, que ha reducido a casi a la mitad el número de parejas nidificantes en la década de los 2000. Afortunadamente, el contingente reproductor en el sur de Alicante se encuentra estabilizado en torno al medio millar de parejas.