Por Jana Marco Tresserras
El Parque Natural El Hondo (Alicante) se ha consagrado como el único lugar de la geografía española que alberga una población invernante estable de águilas moteadas (Clanga clanga)(1). Desde el inicio, en 2008, con la llegada de Tõnn, un ejemplar de primer año radiomarcado en Estonia (2), año tras año, han ido apareciendo diferentes ejemplares de esta especie, que han establecido este humedal, de 2500 ha, como su cuartel de invernada, hasta alcanzar un máximo de hasta 5 ejemplares distintos durante el invierno de 2014-2015 y 2017-2018 (datos propios).
CLANGA CLANGA morfo FULVESCENS
El águila moteada es un águila de gran envergadura, oscura y compacta, que recibe su nombre precisamente por el plumaje moteado que presenta en su etapa juvenil y subadulta.
El morfo fulvescens es un raro morfo del águila moteada, que aparece en un pequeño porcentaje de la población mundial de la especie, cuyos ejemplares muestran plumajes pálidos en vez de oscuros. Estos individuos pueden variar considerablemente en cuanto a coloración o palidez, encontrando algunos realmente pálidos y uniformemente ocres-amarillentos, que llegan a recordar a ejemplares claros de águila rapaz (Aquila rapax), causando confusión en áreas donde ambas especies pueden estar presentes como la Índia, sur de Arabia y norte de África. Otros, son ligeramente más oscuros, con tonos arenosos, entre el amarillo y el marrón, mostrando estrías difusas en el pecho y llegando a recordar a un inmaduro de Águila imperial oriental (Aquila heliaca). Finalmente, algunos ejemplares presentan tonos rojizos, variando en palidez entre individuos.
El morfo fulvescens, pese a escaso, parece ser más reincidente en el rango más oriental de la distribución de la especie. El águila moteada se distribuye principalmente por el continente asiático, encontrándola como reproductora a lo largo del norte de Rusia y algunos países del este de Europa (3), por lo que, por distribución y probabilidad, los ejemplares de morfo fulvescens de esta especie parece que puedan proceder con mayor probabilidad de las poblaciones asiáticas. Aunque nunca llegando a descartar la procedencia de estos ejemplares de las poblaciones del este de Europa.
HISTORIA DEL DESCUBRIMIENTO E IDENTIFICACIÓN
La tarde del 15 de enero, Carolina García detectó dentro del Parque Natural El Hondo una rapaz de gran envergadura de complicada identificación.
El encuentro fue fugaz y tan solo dio lugar a tomar un par de fotografías rápidas y ventrales del ejemplar en vuelo. La coloración ocrácea y la gran envergadura que presentaba la rapaz llevó a que fuera identificada inicialmente como un joven pajizo de águila imperial ibérica (Aquila adalberti).
Sin embargo, al compartir las imágenes con diversos pajareros de Alicante, la posibilidad de que se tratara de un joven de imperial fue descartada. La ausencia de ventana clara entre primarias oscuras, y unas secundarias barreadas y excesivamente claras, junto con una estructura compacta, hacían que fuera imposible que se tratara de esta especie.
La segunda opción que se barajó fue que en verdad se tratara de un joven de plumaje muy desgastado de águila perdicera (Aquila fasciata). Eso explicaría la coloración tan pálida de la zona ventral y axilar y la coloración y patrón del diseño de secundarias y primarias. El hecho de solo existir 2 fotografías a fondo cielo, hacia muy complicada la estimación del tamaño del ave, al carecer de referencias visuales para hacerse una idea de las proporciones y medidas reales del ejemplar. Además, en las fotografías el ave captada desde un ángulo complicado, que no dejaba ver correctamente la silueta real del ejemplar, sumado al hecho de que mostrara una posición extraña en vuelo que dificultaba la correcta proporcionalidad de cuerpo-alas-cabeza, provocó que, sin estar 100% seguros, el individuo quedara como posible juvenil de águila perdicera.
Azares y casualidades de la vida, a la mañana siguiente (16 de enero) entramos al parque Marcos Ferrandez, Sergio Arroyo, Miryam Palomo, Julio Merayo y yo (Jana Marco) para llevar a cabo el censo mensual de invernantes. En un momento concreto, nos dividimos en dos equipos cuando nos encontrábamos a la altura de levante central. Nos hallábamos Miryam, Julio y yo en la torre que separa levante central de levante sur, cuando volando por la hilera central de eucaliptus del parque apareció el ejemplar de la discusión.
En ese mismo instante, la gran envergadura del ave descartó sin atisbo de duda la posibilidad de que se tratase de un águila perdicera. La estructura, la forma y la manera de volar del ejemplar descartaban también toda posibilidad de que se tratara de un águila imperial ibérica. No había dudas, ¡se trataba de un águila moteada! Y la coloración ocrácea, casi blanca, hizo que viniera a mi cabeza el morfo fulvescens que tatas veces había visto en la guía.
El individuo fue observado en vuelo a escasa distancia, con buena luz y tanto con prismáticos como con telescopio, hasta posarse en lo alto de uno de los eucaliptus del camino. Allí permaneció unos minutos mientras desde la torre nosotros lo bombardeábamos a fotos y videos, hasta que decidió saltar directa a atacar a otro ejemplar de águila moteada (3cy) que descansaba en un árbol cercano. Ambos ejemplares se enzarzaron en una pequeña disputa tras la cual el 3er año de moteada perdió su posadero frente al joven de fulvescens. Una manera genial de asegurar la especie, con una comparación de estructura y tamaños que parecía ¡casi hecha a propósito!
Tras la euforia inicial y la pertinente información de la cita, proseguimos con el censo.
Nuevamente, al final de la mañana, esta vez en la puerta norte, volvemos a encontrarnos con el ejemplar y podemos tomarle mejores fotografías, tanto posada como en vuelo atacada por un aguilucho lagunero (Circus aeruginosus).
SEGUIMIENTO DEL AVISTAMIENTO Y CONCLUSIÓN
Días después del avistamiento, y tras publicar la cita en diferentes plataformas de rarezas, ¡salta la alerta desde el comité de rarezas de Francia! Pues el ejemplar avistado en el Hondo había sido avistado previamente el 24 de octubre de 2019 por pajareros franceses en Nogent-sur-Seine, al noreste de Francia. Gracias a las fotografías que se tienen de ambos momentos, se puede comprobar que el patrón y las marcas de las primarias coinciden, permitiendo asegurar que se trate inequívocamente del mismo ejemplar. (Compartir siempre trae cosas buenas).
Al mismo tiempo que estos sucesos acontecían, Juanma Pérez (de la Universidad Miguel Hernández) y yo nos poníamos en contacto con los investigadores Ülo Vali y Urmas Sellis de la Universidad of Life Sciences de Tartu y del Eagle Club, en Estonia, quienes en su día marcaron a Tõnn y con quienes mantenemos el contacto. Ante la noticia con mucho entusiasmo nos informan de que precisamente este año han tenido un ejemplar de morfo fulvescens nacido en los territorios de Estonia que monitorean, pero que el individuo no pudo ser anillado.
¿Vendrá este ejemplar de las poblaciones del este de Europa? ¿o vendrá de las poblaciones más orientales de la especie? Al no estar anillado, nunca podremos saberlo con certeza… Lo que sí sabemos, es que venga de donde venga, ¡por nosotros está invitado a quedarse todo el invierno si quiere!
Fotos comparativas del plumaje de la fulvescens y la «normal» (S. Arroyo)
BIBLIOGRAFÍA
- Marco, J. & Pérez-García, JM. 2017. Águila moteada: nuevo invernante para la avifauna española. Quercus 372: 12-19.
- Pérez-García JM., Sellis U. & Vali U. 2015. Winter ranging behaviour of a greater spotted eagle (Aquila clanga) in southeast Spain during four consecutive years. Slovak Raptor Journal 8(2) 123-128.
- Forsman D. 2012. The raptors of Europe and the Middle East. Helm