La desembocadura del río Algar es un humedal incluido en el Catalogo de Zonas Húmedas de la Comunitat Valenciana, como tantos otros humedales mediterráneos se encuentra sujeto a graves presiones de origen antrópico, sobreexplotación de sus caudales, vertidos tanto al medio acuático como terrestre o proliferación de especies invasoras son algunos de los impactos que padece el tramo final del río Algar, muy conocido por sus caudalosas fuentes pero que llega al litoral completamente exhausto.
Un proyecto de restauración ambiental que pretende poner coto a estas agresiones y recuperar la biodiversidad de este espacio natural, promovido por el Ayuntamiento de Altea en el marco de un programa de ayudas de la Fundación Biodiversidad (Ministerio de Transición Ecológica) para el fomento de actuaciones dirigidas a la restauración de ecosistemas fluviales.
Las principales líneas de actuación del proyecto, iniciado este mes de septiembre, son la eliminación de caña brava (Arundo donax) una especie botánica invasora, sobre 46.000 m2 de superficie de las riberas del río y la posterior revegetación con plantas y árboles autóctonos, además de la creación de un sistema de lagunas en el punto de vertido de la EDAR de Altea para que funcione como un filtro verde de los efluentes que se vierten al cauce del río, además de propiciar la creación de un hábitat acuático que favorecerá la presencia de especies asociadas a estos medios.
El proyecto se completa con la restauración de zonas degradas por el vertido de inertes y basuras o el paso de vehículos, que incluirá la descompactación del suelo y su revegetación con especies autóctonas, la eliminación de obstáculos en el cauce del río que impiden la circulación de la fauna piscícola con la creación de rampas y la adecuación y mejora de los equipamientos para el uso público del paraje.
Un potente y necesario proyecto que además de mejorar la calidad del hábitat favoreciendo la biodiversidad asociada a los humedales mediterráneos, ecosistemas que se encuentran gravemente amenazados, contribuirá a reducir los riesgo de inundación en unos momentos en que el imparable aumento de las temperaturas eleva la probabilidad, ya alta, de sufrir episodios de lluvias torrenciales con mayor frecuencia.