Hace unos días comentaba el nacimiento de un pollo de charrán patinegro Thalasseus sandvicensis en las salinas de Pinet, del pequeño núcleo de 9 parejas que intentaron la reproducción, tras el masivo abandono de la colonia de las salinas de Torrevieja por las tormentas caídas durante la primavera. El pasado 26 de julio, en compañía de Fernando García, mientras contábamos el número de charranes patinegros que había en Pinet, observamos que además del pollo de charrán que había nacido en la isla sur, con su cohorte de admiradores rodeándole , había otro pollo de igual edad en la isla norte, y con su correspondiente grupo de charranes curiosos haciendo corrillo.
Además todavía quedaba otro charrán incubando en la isla norte, que rebullía intranquilo en el nido y picoteaba bajo su pecho. En una de las ocasiones que se levantó ligeramente pudimos ver que el motivo de su desazón era que el huevo que incubaba estaba eclosionando, ya que se veía un agujero en el mismo.
Desafortunadamente, al cabo de pocos minutos se formó una tormenta que hizo oscurecer el cielo. Entre imponentes truenos, cayó una tremenda manta de agua que hizo huir a muchas de las aves que estaban en las salinas. Nuestro charrán se mantuvo impávido en el nido mientras caía la lluvia. Apenas se le veía desde el observatorio donde estábamos, a causa de la gran cantidad de agua que caía. Al cabo de casi media hora, la lluvia aflojó y empezó a clarear. Momento en que el charrán salió del nido para sacudirse el agua que lo había empapado completamente y continuó incubando.
Al día siguiente me acerqué a echar un vistazo por curiosidad sobre lo que había pasado finalmente con el pollo. El charrán seguía aponado en el nido, hice una espera de unos minutos y dio la casualidad de que al cabo de un rato llegó la pareja, y el adulto que incubaba salió del nido, momento en que pude ver que continuaba el huevo con el agujero, como estaba el día anterior. Tras unos minutos alrededor del nido, ambos progenitores abandonaron la zona. Que mala suerte que coincidiera la tormenta con el momento de la eclosión del pollo.
Los otros dos pollos continúan creciendo a un ritmo sorprendente y en pocos días estarán completamente emplumados y podrán emprender el vuelo, aunque todavía les quedará unas semanas de depender de sus padres, que les irán aportando pescaditos hasta que puedan defenderse ellos solos.
Texto y fotos: Sergio Arroyo Morcillo