A mediados del pasado mes de junio, pocos días después de que abandonara la colonia de charrán patinegro Thalasseus sandvicensis de la laguna de Torrevieja, se instalaron hasta 9 parejas de patinegros en las salinas del Pinet. El primer nido lo colocaron en la isla sur de la charca principal, las demás parejas que intentaron la reproducción en Pinet lo hicieron en la otra isla, en la norte.
El pasado martes, día 12, pude observar como aparecía una pequeña cabecita de polluelo entre el pecho y el ala del charrán que se encontraba en el nido. La fotografía que ilustra este texto fue tomada el día 16 y ya parecía que había aumentado sensiblemente de tamaño, se mantenía fuera del nido y era observado por varios charranes que se acercaban al nido. No sé muy bien la relación que había entre ellos, pero al progenitor que estaba en el nido, no parecía que le hiciera mucha gracia tanta expectación. Curiosamente se acercaban algunos ejemplares con pescaditos en el pico, a husmear en el entorno del nido, como el que está en la fotografía junto al pollo, que tras inspeccionarlo detenidamente durante unos instantes, se vuelve a ir, sin dejarle el regalo al pequeño charrán.
Durante mediados de junio hay sedimentado un grupo de charranes patinegros en Pinet, que oscila entre el medio centenar de ejemplares y un máximo de 150, contados el pasado 9 de julio. Entre ellos hay una docena de juveniles que con mucha probabilidad proceden del la malograda colonia de la laguna de Torrevieja, donde más de un centenar de pollos pudieron salir adelante. Pese a que solamente hay 12 volantones, que son periódicamente cebados por sus padres, es habitual la llegada de charranes patinegros con cebas paseando entre sus congéneres, en lo que parece un comportamiento nupcial. Aparte de la desconocida intención con la que todos estos charranes se pasean con ceba, evidencia que hay suficiente disponibilidad de alimento en el cercano mar.
Por último, comentar que la mayor parte de parejas que estaba con nido en la isla norte, los han abandonado, pudiendo quedar uno o dos nidos. Esperamos que el año próximo vuelvan a intentarlo con mayor éxito.
Texto y fotografías Sergio Arroyo Morcillo
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