El pasado sábado 17 iniciamos el ciclo de actividades de AHSA para la temporada 2022-2023, con una visita vespertina a las salinas de Santa Pola. Afortunadamente la climatología nos acompañó y los calores que hemos estado soportando durante meses, cedieron ante un agradable viento de levante que nos refrescó durante todo el recorrido a través de la braza del azarbe Ancho.
Aunque los niveles de agua habían subido en los últimos días y estaban más altos de lo deseado, pudimos observar una buena diversidad de especies. Nada más bajarnos de los coches, encontramos varias especies de estérnidos en la lámina de agua que se extiende en esta zona de las Salinas: charrán común, charrancito y pagaza piconegra, todas ellas con plumaje invernal y prestas a iniciar la migración a sus zonas de invernada en el África transahariana.
Una vez instalados los telescopios ponemos el foco sobre las diferentes especies de limícolas que a esas horas descansaban en las orillas de una gran isleta y en las zonas más someras del humedal, destacando en número los chorlitejos patinegros y cigüeñuelas, con al menos 15 o 20 ejemplares de cada especie. Con ellos, chorlitejos grandes, correlimos comunes y menudos, vuelvepiedras, combatientes y algunos archibebes comunes y claros. Un bando de gaviotas reidoras con unas cuantas picofinas revoloteaban ruidosamente un poco más allá.
Mientras repasamos las diferentes especies de limícolas que vamos viendo, llegan volando dos bonitas agujas colipintas que se posan con el resto de limícolas, y pese a la distancia disfrutamos de su observación.
En una de las torres de un tendido eléctrico divisamos un águila pescadora y mientras vamos acercándonos poco a poco hacia el interior de las salinas, un vistoso ejemplar de aguilucho lagunero, con una gran mancha ocre claro en sus partes inferiores, vuela incansable sobre las orillas, carrizales y saladares del entorno. Un arlequinado bando de avocetas vuela con la cálida luz del atardecer y un poco alejadas observamos un bando de agujas colinegras que comen muy atareadas oscultando el fango con su largo pico.
Como postre de limícolas un chorlito gris con plumaje nupcial vuela raudo y desafortunadamente se posa tras una mota a resguardo de la vista de la mayor parte del grupo. Mientras el sol desciende sobre la sierra de Callosa emprendemos la retirada, que todavía nos depara interesantes observaciones como dos bandos de 28 y 16 garzas imperiales respectivamente que remontan el vuelo y a gran altura se dirigen hacia el sur. Un grupo de 11 espátulas vuela indecisa sobre las Salinas, contrariamente a los grupos de grajillas y garcillas bueyeras que se dirigen decididas a baja altura al dormidero de algún denso carrizal de las Salinas.
Llegamos a los coches junto a la depuradora de La Marina de donde sale un bando de medio centenar de golondrinas comunes en busca de un lugar donde pasar la noche. Mientras apuramos los últimos momentos de charla junto a los coches, el día se va y con él la primera jornada de pajareo de esta temporada.