
Esta mañana he participado en el acto de homenaje a Miguel Ángel García, organizado por sus compañeras y compañeros de WWF Alicante, grupo del que fue inspirador e instigador y que cumple ahora 30 años, los mismos que hace que se fundó AHSA. Éste ha consistido en una repoblación con planta autóctona en una finca situada en la partida monfortina de Las Espejeras, propiedad de Carmen Mira, socia histórica de WWF, y donde desde hace años se llevan a cabo multitud de actividades ambientales, entre ellas tareas de reforestación que han transformado esta antigua zona agrícola abancalada en un reducto natural poblado de matorral mediterráneo, salpicado con pinos carrascos e incluyendo interesantes especies botánicas, como quejigos y carrascas, en un precioso entorno a los pies de la sierra de las Águilas. Un paraje muy vinculado con Miguel Ángel por su participación e implicación en promover los proyectos que allí se realizan.
A la cita hemos acudido alrededor de un centenar de personas de los más diversos ámbitos y procedencias, unidas por la amistad con Miguel Ángel y las ganas de dedicar y compartir unos momentos en su recuerdo. Tras un rato de charlas y encuentros a las afueras de Orito, una breve explicación de Miguel Murcia sobre la organización de la actividad y el reparto de personas y vehículos, nos hemos dirigido a la finca.
Por cuestión de logística hemos formado dos grupos, mientras uno plantaba, la otra parte visitaba con Miguel la finca, mientras explicaba los antecedentes del proyecto, los trabajos realizados y los que están por venir, y una vez terminado se cambiaban las tornas.

Como me apetecía subir andando desde Orito, cuando he llegado ya estaban formados los grupos y me he unido a Miguel Ángel Pavón y su compañera María Luisa que ya estaban haciendo el agujero para plantar un precioso madroño. Tras terminar de hacerlo hemos iniciado la visita a la finca. Cuando llevábamos pocos minutos de recorrido se ha iniciado una suave lluvia de esa que llaman calabobos en otras latitudes más acostumbradas al agua caída del cielo.
La persistencia de la lluvia invita a acortar el recorrido y a acercarnos a la zona de la reforestación donde el resto de participantes termina las labores de plantación y se comienza a cavar un agujero más profundo para plantar un araar o ciprés de Cartagena de buen tamaño dedicado especialmente a la memoria de Miguel Ángel, aunque creo que todos los presentes pensábamos en él al plantar nuestras respectivas plantas o arbustos o yo al menos lo he hecho con el pequeño madroño.

Terminada las labores de reforestación nos acercamos a la entrada de la finca donde hay un contenedor donde se guardan las herramientas, ya con una lluvia constante que nos ha mojado a todos aquellos que no llevábamos ni paraguas ni impermeable. En un emotivo acto hemos escuchado una preciosa pieza que ha tocado una violinista, a la que ha seguido una serie de intervenciones en recuerdo de Miguel Ángel que han comenzado con las palabras de de Rosana, su compañera, seguida de su hermano, colegas de WWF, del trabajo, etc…
El acto ha finalizado tomando unos vasos de vino y picando frutos secos mientras la lluvia continuaba cayendo con cierta intensidad y las nubes oscuras seguían llegando de Poniente. Hasta los cielos han homenajeado a Miguel Ángel.

Texto Sergio Arroyo Morcillo

