Un abril más nos damos cita para visitar desde Alicante los amplios espacios de estepas y humedales del complejo lagunar de Pétrola – Corral Rubio. Comenzamos la jornada en la antigua estación de Bonete donde llegamos pasadas las 9’30h y desde donde observamos hasta 3 machos de sisón cantando y sacando pecho en su típico marcaje de territorio. De avutardas apenas encontramos 4 o 5 en la lejanía, vemos también un macho de aguilucho cenizo y al menos 2 machos de laguneros patrullando los campos para sorprender a alguno de los abundantes aláudidos que cantan incansables: terreras, alondras, calandrias y cogujadas.
Continuamos hasta los alrededores de El Bachiller en busca de algún grupo de avutarda y apenas vemos una hembra aponada entre la vegetación que se aleja prudentemente, aunque pasado un rato, la presencia de una corneja por la zona le hace volver precipitadamente hasta el lugar donde se encontraba aponada. En los cielos cicléan altos una pareja de ratoneros y un aguilucho cenizo. Ante la posibilidad de que tuviera el nido en la zona, continuamos nuestro recorrido hacia Corral Rubio donde la escasez de lluvias ha dejado completamente secas sus lagunas, lo que no impide que algunas parejas de avefría y de aguilucho lagunero críen en su entorno, con frecuentes llamadas de atención de las avefrías a los laguneros que se arriman demasiado a sus territorios.
Camino de Pétrola vuela ante nosotros un gran macho de avutarda y vemos 2 parejas de paloma zurita revoloteando y posadas sobre los muros de las ruinas de una casa de aperos donde seguramente nidifiquen. Llegamos a la gran laguna, con mucho calor para el mes de abril, y muy mermada por la falta de agua.
Miles de gaviotas reidoras y varios cientos de patiamarillas son mayoritarias. Aunque el bajo nivel de las aguas ha compartimentado la laguna y junto al progresivo aumento de la llegada de sedimentos han unido las islas de la laguna a la orilla, centenares de reidoras y unas cuantas parejas de gaviota cabecinegra parece que han comenzado a nidificar en ellas. Además varias decenas de ánades azulones descansan en sus orillas, que progresivamente engorda su número con aves que llegan volando. Alrededor de medio centenar de pagazas piconegras, mas precavidas, se concentran en la orilla sur. La presencia de flamenco, nidificante en la laguna desde los años 90, es muy escasa, con apenas un grupo de 20 ejemplares.
Otras especies que observamos son cigüeñuelas, avocetas, tarros blancos, varios combatientes machos, algunos de ellos mudando a plumaje nupcial y un solitario archibebe común.
Siguiente parada, laguna del Saladar, que más o menos mantiene unos niveles suficientes para ánades frisos, patos colorados, algunas malvasías, fochas y zampullines chicos.El punto final lo ponemos en la laguna del Salobrejo, sin duda una de las más interesantes de la zona y que mantenía una buena lámina de agua, con varias decenas de fochas comunes y que permitía la presencia de buceadores como malvasías, zampullines cuellinegros y chicos y anátidas de superficie como patos cucharas, colorados, ánades frisos, tarros blancos y azulones. Apenas 3-4 fumareles cariblancos y unos pocos limícolas: cigüeñuelas, avocetas, agachadizas comunes, avefrías, chorlitejos chicos y patinegro y un solitario andarríos grande. Una paloma zurita baja a beber a las orillas de la charca.
En este punto nos despedimos y regresamos en coche hacia Alicante, todavía cuando salíamos bordeando unos cultivos, tenemos de despedida la observación de 15-20 pagazas piconegras cercanas que picoteaban invertebrados sobre el húmedo cereal, recién regado con aspersores.