En el marco de la celebración del día internacional de acción por los ríos, celebrado el pasado 14 de marzo, varias entidades ecologistas (Societat Valenciana d’Ornitologia, Acciò Ecologista – Agrò y SEO Bird Life y Grupo Ecologista el Xoriguer) además de personas residentes en Altea comprometidas con la conservación del medio natural, han denunciado la grave situación en la que se encuentra el tramo bajo del río Algar, espacio natural de gran valor ambiental incluido en el Catalogo de Zonas Húmedas de la Comunidad Valenciana. Los ecologistas advierten que los caudales del río Algar esquilmados por el «modelo turístico» que se sostiene sobre un imparable crecimiento del suelo residencial, junto con el cambio a regadío de zonas tradicionalmente de secano, además de generar un grave impacto sobre el paisaje y los recursos naturales, están forzando la sobreexplotación de los acuíferos y del propio caudal del río Algar, generando una grave alteración de su régimen hidrológico. Así, la elevada sustracción de agua que sufre el sistema fluvial, especialmente en verano, reduce a mínimos el caudal de agua a menudo hasta valores nulos, lo que afecta a las comunidades de flora y fauna que se asientan en el cauce y suprime por completo el caudal ecológico que establece la normativa.
Los ecologistas advierten de que a esta situación se suma la baja calidad de las aguas depuradas vertidas por la EDAR de Altea en el cauce del río, unas instalaciones que junto a las aguas residuales de este municipio, abarcan las de Callosa d’en Sarrià, La Nucía y Polop. El vertido, que se realiza a través de tres puntos en el cauce del río Algar, presenta valores elevados de nitratos y fosfatos que provocan una acusada eutrofización de las aguas y con ello eventos masivos de mortalidad de fauna acuática.
Con el agravante que la ausencia de separación de las conducciones de aguas residuales y de aguas pluviales hace inasumible el bombeo del caudal que llega a los colectores en situaciones de lluvia, lo que resulta en continuos vertidos de aguas fecales no depuradas al cauce del río, incluso en lluvias muy puntuales, que van acompañados de una avalancha de residuos sólidos no orgánicos tales como las populares “toallitas”, compresas y demás productos sanitarios. Estos vertidos sistemáticos en periodos de
lluvia han generado una “marea negra” de lodos y plásticos acumulada durante años junto a los diferentes puntos de vertido de los bombeos, un hecho intolerable que no solo afecta el espacio natural sino que atenta contra la salud colectiva.
Las entidades se han dirigido a través de un escrito a diferentes administraciones públicas con responsabilidad en la situación que atraviesa el río Algar, como los ayuntamientos de Altea, Polop y Callosa d’en Sarrià, la CHJ, el Consorci d’Aigües de la Marina Baixa y la Generalitat Valenciana, denunciando la situación que sufre la zona húmeda protegida, reclamando el cumplimiento de la legislación y la consiguiente adopción de medidas urgentes para restaurar el río Algar a su estado natural. Además el escrito denuncia ha sido remitido al Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (SEPRONA).