Un mes de febrero de hace 2 años, nos dejaba nuestro compañero Hipólito Amorós Tarí. Entonces pensé en escribir unas líneas para plasmar en letras el recuerdo que tengo de él y contarlo a los socios y lectores del blog de AHSA. La intención, como tantas otras, fue quedando aparcada y diluyéndose con el paso de los días y meses. Hace unas semanas, no sé si pensando en lo poco que llueve, en el viento de poniente… me acordé de Hipólito, de su pasión y profundo conocimiento de la meteorología y también de que tenía una deuda pendiente conmigo mismo.
Conocí a Hipólito, un poco por casualidad, era el socio honorario de mayor edad de AHSA y por su edad no participaba en las actividades de la asociación. En aquella época, acabábamos de publicar el libro de las aves de Tabarca y como vivo al lado de La Marina me acerqué a llevar un ejemplar a su casa, una acogedora casa de campo en la antigua zona de huerta, muy cerca de la pinada dunar.
Lo que iba a ser un breve intercambio de saludos, se prolongó en una amena charla sobre naturaleza, meteorología e historia. Estuvimos conversando largo y tendido, iniciándose entonces una relación mas bien intermitente, con puntuales visitas a su casa en La Marina y de forma curiosa, epistolar; en los tiempos de los correos electrónicos, SMSs y teléfonos móviles. Periódicamente intercambiábamos cartas, en las suyas pedía noticias de «nuestra sociedad ecologista» y me ponía al día de los datos pluviométricos que venía recogiendo desde febrero de 1947 hasta diciembre de 2015, como colaborador del entonces Instituto Nacional de Meteorología y que sirvieron de base para dos artículos publicados en la revista de la asociación «La Matruca».
Apasionado de la lengua y la cultura valenciana, fue activo en su defensa y divulgación, destacando la colaboración con Gorg, una mítica revista cultural valenciana editada a principios de los años setenta en Valencia y en la que escribían entre otros, Enric Valor, Joan Fuster o Ricard Blasco y que fue finalmente clausurada por el Ministerio del Interior franquista en abril de 1972. En ella publicó un magnífico artículo titulado «Guardamar, centinela avançada de nostra llengua», sobre las peculiaridades lingüísticas del enclave más meridional del ámbito geográfico de la lengua catalana.
Durante muchos años trabajó como administrativo en las salinas de Bonmatí, aunque su vocación fue la de maestro. Formó parte de la primera promoción del Instituto Nacional de Segunda Enseñanza de Elche, abierto en 1932 por el Gobierno de la II República. Cuando finaliza el bachillerato en plena guerra civil, Hipólito colabora con la Federación Universitaria Escolar (FUE), dando clases nocturnas a trabajadores y trabajadoras en el mismo instituto donde estudió. El desastroso final de la experiencia democrática republicana, le impide realizar los estudios de Magisterio, aunque siempre estuvo vinculado de una o de otra forma con la enseñanza, ya sea dando clases a jóvenes y niños en La Marina o trasmitiendo sus inquietudes y conocimientos a todos los que tuvimos la fortuna de conocerlo.
Amigo Hipólito, como decían los clásicos, que la tierra te sea leve.
Nota: En este enlace podéis acceder a una biografía de Hipólito incluida en la Cátedra Pedro Ibarra de la UMH: http://www.elche.me/biografia/amoros-tari-hipolit
Texto: Sergio Arroyo Morcillo