CONTROLADAS ENTRE ELLAS A 28 AVES MARCADAS EN DIFERENTES PAÍSES EUROPEOS
El pasado 10 de junio se registró en la zona sur de El Hondo la presencia de un bando de 310 agujas colinegras Limosa limosa, una especie que nidifica en Europa desde Islandia e islas Británicas hasta Rusia y de forma mucho más fragmentada llega hasta Extremo Oriente. La colinegra es un migrante habitual en los humedales sudalicantinos, donde alcanza los máximos en los meses de febrero-marzo en el paso prenupcial y en julio-agosto durante el postnupcial.
Durante los días posteriores el número de agujas fue en aumento con censos máximos de 574 ex. el 20 de junio y 590 ex. el 23 de ese mes, unas cifras que en absoluto auguraban nada bueno, pues todos esos ejemplares deberían estar en esos momentos, en sus áreas de reproducción, sacando adelante sus polladas.
Desde hace años existen varios programas de anillamiento en diferentes países europeos, con anillas de lectura a distancia. Durante las semanas que permanecieron las agujas en esta zona del P.N. de El Hondo se pudieron controlar un total de 28 ejemplares anillados. La mayor parte de ellos, 20, habían sido marcados en Holanda, el principal baluarte de la especie con una población estimada en los años 80 de 85.000 – 100.000 parejas (Atlas of wader populations in Africa and Western Asia) aunque la degradación del medio agrícola a causa de la intensificación y el consiguiente abuso de pesticidas, unido a la presión urbanística, ha reducido su población a cerca de la cuarta parte.
Según nos informa Jos Hooijmeijer responsable del programa de anillamiento de la aguja colinegra, que forma parte de un ambicioso proyecto de la Universidad de Groningen, que tiene como objetivo detener la continúa sangría de parejas reproductoras de las limícolas asociadas a las praderas, de la que la aguja colinegra es un icono en Holanda, esta primavera ha sido la peor temporada reproductora en los últimos 20 años, en la que muchas parejas han visto sus nidos depredados y registrándose posteriormente una alta mortalidad de pollos. Estimándose que en la actualidad hay un descenso de entre el 3-5% anual quedando actualmente menos de 25.000 parejas de las 120.000 que criaban en Holanda en los años 60.
Además se han leído anillas de agujas marcadas en Alemania (5), Inglaterra (2) y Francia (1). Comentar que este año hemos vuelto a observar a la aguja marcada en Inglaterra OB-OL(E), anillada en 2003 y que desde 2010 ha sido controlada en varias ocasiones en el sur de Alicante. Curiosamente fue observada en las salinas de Marchamalo en febrero de este año durante una salida de AHSA al Mar Menor. El ejemplar procede de Nene Washes un humedal que alberga la única población reproductora ( menos de 50 parejas) de la especie en Gran Bretaña ( además de unas pocas parejas aisladas en Shetland y Orkney pertenecientes a la ssp islandica).
Las dos agujas procedentes de esta colonia, que fueron controladas en El Hondo, hicieron dos o incluso puede que tres intentos de puesta, todos fallaron antes de la eclosión. Al parecer la predación por tejones es un problema recurrente en este humedal, lo que ha obligado a la instalación de vallas para proteger las áreas de nidificación ( C. Batey com. pers).
Las agujas colinegras son aves migradoras de larga distancia que realizan escasas paradas en su migración hacia el África subsahariana, donde pasan el invierno. La mayoría de las agujas que crían en el norte y oeste de Europa vuelan directamente a la península Ibérica o al norte de Marruecos, donde pueden llegar a pasar varias semanas antes de continuar camino hacia sus áreas de invernada en Senegal y Guinea Bissau (Atlas of wader populations in Africa and Western Asia).
Los humedales ibéricos donde tradicionalmente realizan estas paradas migratorias son vitales para la conservación de la especie, incluidos los aguazales sudalicantinos que acogen cada año a centenares de estas aves durante sus periplos migratorios y de otras especies de limícolas que al igual que la aguja colinegra están en una situación comprometida.
Por lo que es de vital importancia realizar una gestión de los niveles hídricos de los humedales, al menos los que están gestionados por la Administración o por ONGs conservacionistas, que contemplen la necesidad de mantener, principalmente durante los periodos migratorios, áreas de orillas libres de vegetación y aguas someras para la alimentación de las limícolas.
Texto: Sergio Arroyo Morcillo
Lectura de anillas: Jacobo Ramos Sánchez y Sergio Arroyo Morcillo