Los ecologistas exigen en sus alegaciones al proyecto de Costas en El Campello mejoras para una recuperación efectiva del enclave
Desmantelamiento completo de los espigones de Cala Baeza y del encauzamiento y desvío del barranco de La Solana para lograr una regeneración efectiva de esta zona. Los ecologistas han presentado estas alegaciones al proyecto que tramita el Ministerio para la Transición Ecológica para recuperar esta degradada playa de El Campello, cuyo coste ronda los 2,5 millones.
La actuación, en fase de exposición pública, contempla el desmantelamiento del principal espigón, pero desde la asociación Amigos de los Humedales del Sur de Alicante (AHSA) consideran que «el proyecto debe reorientarse hacia la restauración ecológica de este castigado enclave litoral. Deben desmantelarse los dos espigones, así como el encauzamiento y desviación del barranco de la Solana».
Los conservacionistas recuerdan que «en base a una autorización concedida en 1974, este enclave litoral sufrió una brutal agresión que supuso la destrucción de cuatro hectáreas de praderas someras de posidonia oceánica bien conservadas. Por ello cualquier proyecto que su Servicio Provincial de Costas quiera desarrollar en este enclave debe reorientarse hacia la restauración ecológica de este castigado enclave litoral».
Por ello «deben desmantelarse en su totalidad los dos espigones, tanto el norte -el más largo y cuya retirada ya se incluye en el proyecto- como el sur, así como el encauzamiento y desviación del barranco de la Solana, un cauce que desembocaba de forma natural en esta cala, a la que aportaba los sedimentos que transporta en caso de lluvias. El barranco debe volver a desembocar en la cala y aportar a ella los sedimentos que pueda arrastrar en caso de lluvias».
Los conservacionistas señalan que «la alternativa escogida (la numero 3) en el proyecto mantiene el espigón sur, un espigón que también hay que desmantelar a fin de que pueda recuperarse la morfología natural de la cala, que ya aparece documentada de forma fotográfica en el vuelo americano de 1956-57, figurando una captura de dicho vuelo en el propio proyecto. Y el espigón sur se asienta sobre una punta o barra rocosa natural que se adentra hacia el mar en sentido este, prolongando las formaciones rocosas de la Lloma de Reixes y protegiendo de forma natural la cala de los temporales del sur. Es preciso eliminar la roca de escollera depositada sobre dicha punta o barra, de modo que se restauren su configuración natural y las comunidades litorales ligadas a la misma».
AHSA destaca que de las alternativas estudiadas en el proyecto, la número 1 es la que más se aproxima a la restauración ecológica de la cala, al contemplar el desmantelamiento de los dos espigones y no establecer un nuevo encauzamiento del barranco. Sin embargo, se opta por la alternativa 3, que mantiene y consolida el espigón sur y propone un nuevo encauzamiento del barranco. Se trata de una alternativa que no apuesta por la recuperación de la naturalidad de la cala y que participa de un concepto excesivamente ‘ingenieril’ de las playas y los espacios costeros que debe descartarse por completo para este proyecto».
Por otra parte, los conservacionistas consideran que «debe regenerarse la playa únicamente con los 46.709 metros cúbicos de sedimentos dragados hasta la cota -2 metros, sin necesidad de aporte externo adicional alguno de arena de machaqueo, cuyo uso está comprobado que produce elevados grados de turbidez que reducen la calidad y trasparencia de las aguas marinas y que podrían llegar a afectar a las praderas submarinas de fanerógamas marinas». Además, rechazan de plano que se aproveche el dragado para regenerar la vecina Cala Lanuza, como se contempla en el proyecto.
Además, también advierte de otras deficiencias en el proyecto del Ministerio, que busca recuperar un tramo muy degradado por la colmatación y los vertidos de fecales. Esta actuación dotará la zona de una playa de 30 metros de anchura.
ARTÍCULO DE JOSÉ ANTONIO RICO PUBLICADO EN EL INFORMACIÓN EL 6 DE ENERO DE 2021