EL BLOQUEO DE LA DESEMBOCADURA HA PROVOCADO QUE EL AZARBE ANCHO ESTÉ A PUNTO DE DESBORDARSE A SU PASO POR LAS SALINAS
Desde hace varias semanas los azarbes de Carrizales mantienen un nivel desacostumbradamente alto, en especial el Ancho que como su nombre indica es el mayor de los azarbes de Carrizales. Aún más llamativo ha sido este aumento de nivel con la escasez de lluvias del otoño y en esta época del año en que los vientos predominantes de poniente mantienen bajo el nivel del mar.
Durante este fin de semana, pude observar que el nivel de las aguas del azarbe Ancho a su paso por la N-332 en las salinas de Santa Pola, estaba cercano a desbordarse hacia los charcones de las salinas de Bonmatí. Además, toda la zona de saladar inundable y charcas situada al este de la N-332, entre las salinas de Bras del Port y las de Bonmatí, estaba con unos niveles de agua muy altos, mientras otras zonas de las salinas no habían variado.
Pensando que sin duda habría algún problema de desagüe en la «desembocadura del Vinalopó» en la playa de la Gola, me acerqué a echar un vistazo, llevándome la sorpresa de que la salida de las aguas estaba cortada por un banco de arena de al menos 5 metros de ancho, formando una pequeña laguna. Además la duna fija con vegetación, estaba marcada con un talud de al menos un metro de altura, fruto de los últimos temporales.
En realidad lo que conocemos por desembocadura del Vinalopó es la confluencia de los tres principales azarbes de Carrizales, el ya nombrado Ancho, el Robatori y el de d’Alt que bordea por el sur el P.N. de El Hondo y que antes de cruzar la carretera de La Marina a Elche, recibe las aguas del Vinalopó. Ya dentro de las salinas de Santa Pola, los tres azarbes confluyen en un solo cauce que desagua en la playa de la Gola y que es popularmente conocido por la desembocadura del Vinalopó.
Recordar que el Vinalopó, hasta los años 70, en que se excavó un cauce artificial hasta el azarbe de d’Alt, desembocaba en una zona del campo de Elche situada por encima de la vereda de Sendres, vertiendo sus aguas en un cono de deyección interior.
Texto y fotos: Sergio Arroyo Morcillo
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