El sábado pasado, 12 de abril, hicimos la tradicional visita primaveral de AHSA a la zona de Pétrola – Corral Rubio. Iniciamos la visita Jose, Araceli, Fernanda, Noelia y el que suscribe. En Bonete nos esperaba Jacobo para unirse al grupo y ejercer de guía. Con una mañana luminosa, que poco a poco deshacía los restos de niebla, comenzamos por buscar avutardas en unos cultivos de las afueras del pueblo. Al llegar a la zona nos salen en vuelo 3 o 4 sisones quedándose a una distancia suficiente para disfrutar de la observación de los machos con el cuello contrastadamente negro. Mas adelante, varios machos de avutarda, todavía con buena luz, aunque ya empezaba reverberar las imagen en la distancia, se pavoneaban entre el cereal, llegando a contar mas de 30 ejemplares en la zona, la mayoría machos.
Continuamos camino hacía Corral Rubio haciendo parada en El Bachiller, y las dos charcas que se encuentran antes de entrar al pueblo, donde podemos ver las primeras pagazas piconegras que con su peculiar reclamo revolotean sobre los campos del entorno, patos colorados, azulones, cucharas, una pareja de ánade friso, bastante fochas, flamencos y algunos limicolas, no mucha cantidad pero si variedad, avocetas, cigüeñuelas, chorlitejos patinegro y chico, avefrías, andarríos chico y bastardo, archibebes comunes, oscuros y claros, picoteaban en las orillas. También algunos aguiluchos laguneros y un ratonero sobrevolaban la zona. Las charcas del otro lado de Corral Rubio no aportan gran cosa a nuestro listado de especies, continuando camino hacía Pétrola a través de pistas de tierra. A mitad de camino nos sobrevuelan varios machos de avutarda, ofreciéndonos una estampa magnífica.
En la entrada a la laguna de Pétrola, en las aguas pestilentes del vertido de la depuradora del pueblo vemos una garza imperial, acompañada de una pareja de tarros, que levanta el vuelo enseguida. Las tripas nos recuerdan que es hora de almorzar y nos apostamos en el otero que domina la laguna para observar la colonia de flamencos que ya incuban sus nidos, reidoras, pagazas y alguna cabecinegra que también se han instalado en las islas de la laguna.
Mientras damos cuenta de nuestros bocadillos, seguimos admirando la explosión de vida en la laguna, observando también zampullines cuellinegros, malvasías y porrones. Un milano negro planea frente a nosotros, aquerenciado a un almendro que le sirve de percha cada pocos minutos.
Poco a poco entre grandes nubes y algún trueno se forma una tormenta, provocando un cambio de color de la laguna que adquiere un extraño tono verdoso contrastado con la mancha rosa de la colonia de flamencos.
Las primeras gotas nos animan a continuar nuestro camino, que nos lleva a la laguna del Salobrejo, donde desde el puente de la vía del tren, apuramos los últimos momentos observando algunas cercetas comunes, agachadizas y demás fauna acuática, vigilada de cerca por tres laguneros. Poniendo punto final a una estupenda jornada primaveral.
Fotos y texto de Sergio Arroyo