Desde que en enero de 2020 fuera observado, fotografiado y finalmente identificado un ejemplar juvenil de águila moteada (Aquila clanga) morfo fulvescens en El Hondo, ha sido detectado cada invierno trascurrido desde entonces. Dada la escasísima proporción de ejemplares del morfo fulvescens entre la población de águila moteada y la evolución del plumaje durante los sucesivos inviernos en que ha recalado en El Hondo, podemos considerar con toda probabilidad que se trata del mismo ejemplar que ha vuelto cada año.
Ya tenemos pruebas de la fidelidad de algunos ejemplares de la especie a sus áreas de invernada con el ejemplo del águila moteada Tönn, anillada como pollo en Estonia en 2008 y que cada año pasaba el invierno en El Hondo, hasta diciembre de 2020, momento en que el emisor GPS que portaba dejó de emitir en una zona cercana a uno de sus posaderos favoritos y desde entonces no se volvió a tener noticias suyas.
La escasez de observaciones continuadas de moteadas de morfo fulvescens despierta dudas sobre el desarrollo y evolución del plumaje durante la edad adulta, varios autores sostienen que el plumaje claro del fulvescens es raro en ejemplares adultos (Shtegman 1937, Dementiev et al. 1951, Cramp & Simmons
1980, Ferguson-Lees & Christie 2001, Forsman 1999, 2016). O expresan dudas sobre si la forma fulvescens se da en adultos (Porter et al., 1994). Otros sin embargo sostienen que el plumaje fulvescens solamente se da en aves jóvenes o inmaduros (Alström et al. 1992, Beaman & Madge 1998, Svensson et al. 2009).
Este año, un invierno más, aparece la moteada fulvescens en El Hondo que continua manteniendo su característicos tonos ocre de las partes inferiores, mientras que en las superiores ha perdido gran parte del plumaje claro de los primeros años. Las dudas suscitadas sobre la evolución del plumaje de las fulvescens me ha animado a buscar bibliografía sobre este tema y he encontrado un interesante artículo de Valery C. Dombrosovski, investigador de la Academia Nacional de Ciencias de Bielorrusia que en un interesante artículo describe el plumaje de un ejemplar hembra de águila moteada fulvescens que ha nidificado durante 5 años en la provincia de Gomel, al sur de Bielorrrusia, y cuyo nido ha monitoreado entre 2018 y 2022.
El autor del artículo además cita un artículo suyo de 2006 sobre el examen y descripción de 11 ejemplares de águilas moteadas fulvescens depositados en el Instituto Zoológico de la Academia de Ciencias de Rusia y de la Universidad Estatal de Moscú, de ellas al menos 3 eran ejemplares adultos con un plumaje similar a la fulvescens nidificante en Bielorrusia. Dos de los ejemplares habían sido capturados el 21 de julio de 1891 en la región rusa de Pskov, muy cerca de la frontera con Estonia y un tercero procedía de la región de Samara a orillas del río Volga, donde fue capturado el 24 de agosto de 1900.
Los ejemplares citados en el artículo son muy similares también con el plumaje que presenta la fulvescens que inverna en El Hondo, lo que parece corroborar que la forma fulvescens mantiene un característico plumaje durante la edad adulta muy alejado de las oscuras águilas moteadas «normales».
Durante la búsqueda de información, también he encontrado un interesante artículo, con magníficas fotografías de Rafa Muñoz y Javier Sánchez de la SVO, sobre las rapaces del P. N. Keoladeo en el centro de la India donde llegó a observar un mínimo de 5 moteadas fulvescens, lo que cuadra con la información de que este morfo es más frecuente en la zona más oriental de su área de distribución.
Texto Sergio Arroyo Morcillo