Las lluvias de comienzos de esta semana y las bajas temperaturas que se registraron esos días y los precedentes, en el sur de Alicante, han pasado factura a numerosos ejemplares de diferentes especies de golondrinas y aviones.
A finales del mes de marzo y comienzos del de abril nos encontramos en plena época migratoria, entre las especies más emblemáticas y numerosas se encuentran las golondrinas y las demás especies de su familia, los hirundínidos. Los humedales son parajes indispensables para miles de ejemplares de estas aves, donde recalan para alimentarse y descansar de su periplo migratorio que les lleva desde el África transahariana hasta repartirse por prácticamente toda Europa, un titánico esfuerzo para unas pequeñas aves que rondan los 20 gr. de peso. Las zonas húmedas del sur de Alicante acogen cada año a miles de ejemplares de estas especies que consumen cantidades ingentes de insectos voladores, formando en ocasiones grandes dormideros en los carrizales que orlan nuestros aguazales.
Los fríos de hace unos días, con mínimas de 5º y máximas de 11º, acompañados de las lluvias persistentes, del martes 4, que superaron los 40 l./m2, coincidió con el paso de numerosos aviones y golondrinas que tras haber cruzado el Sáhara y el Mediterráneo, llegan a nuestros humedales con las reservas de grasa muy mermadas. La inusual bajada de temperaturas, unida a la lluvia, además de impedir alimentarse provocó a numerosas aves una hipotermia que en muchos casos resultó fatal. En la mañana del día 5, con una humedad alta, una heladora brisa de poniente, la sensación térmica era aún más baja de lo marcaban los termómetros. Esa mañana fue todavía más frecuente encontrar grupos de golondrinas y aviones posados en el asfalto de carreteras adyacentes a nuestros humedales, donde se posaban las aves para obtener algo del calor que todavía despide el asfalto, muriendo además un buen número de ellas atropelladas.
Aunque es difícil estimar el impacto real de esta ola de frío, el hallazgo de ejemplares atropellados en la carretera o simplemente muertos por el campo nos hace sospechar que ha sido bastante importante.
Texto de Sergio Arroyo Morcillo